lunes, 2 de marzo de 2009

Ciclo del Cielo Anterior o Secuencia Premundana

Las ocho mutaciones están sometidas a las fuerzas Yang y Yin, por lo tanto están en continuo movimiento interno evolucionando hacia otra mutación en un continuo ciclo determinado a su vez por las dos fuerzas universales.

El orden de las mutaciones es diferente según contemplemos los efectos de la fuerza Yang o de la Yin y tendremos dos ciclos diferentes que están “entreverados”, como transluciéndose el uno en el otro, de manera que si analizamos un ordenamiento determinado, el otro se presenta de forma latente.
El Ciclo del cielo anterior o Secuencia premundana, es el ciclo Yang, rige los fenómenos en sus comienzos energéticos, antes de su manifestación en la tierra.
El I CHING, dice:
Cielo y Tierra determinan la dirección. La Montaña y el Lago mantienen la unión de sus fuerzas. El trueno y el Viento se excitan mutuamente. El Agua y el Fuego no se combaten entre si. Así se sitúan entreveradamente los ocho signos(trigramas).[ I Ching: Libro II: El Material: discusión de los trigramas. Pag. 352]
En este texto se nombran los trigramas por su imagen, relacionando los ocho signos primarios en secuencia de a pares; un orden que, de acuerdo con la tradición, se remonta a Fu Hsi, a esta secuencia se le da el nombre de Secuencia del Cielo Anterior o Secuencia Premundana.
Así se sitúan entreveradamente los ocho signos (trigramas). La cuenta de lo que sucede y se desvanece, se basa en el movimiento hacia delante. El saber lo venidero se basa en el movimiento retrógrado.[ I Ching: Libro II: El Material: discusión de los trigramas. Pag. 352]

El entreverarse de los signos significa también, que se ponen en movimiento. Describe dos movimientos: hacia delante, es decir, expansivo que empieza en lo Creativo y termina en lo Receptivo donde se sitúan las acciones que se están manifestando, el presente: lo que sucede y se desvanece; sería lo Yang hacia lo Yin. El otro movimiento es retrógrado, hacia atrás, es la representación de lo venidero, como fruto que se recoge de la siembra anterior; es el Yin que se dirige hacia el Yang.

El Trueno obra el Movimiento, el Viento la disolución, la Lluvia el humedecimiento, el Sol obra el calentamiento; el Aquietamiento obra la detención, lo Sereno obra el regocijo; lo Creativo obra el dominio, lo Receptivo obra la conservación.

[I Ching: Libro II: El Material: discusión de los trigramas. Pag. 354]

Aquí se muestran las fuerzas de los ocho signos primarios simbolizadas en sus efectos sobre la naturaleza. Los cuatro primeros signos se nombran por sus Imágenes, y los cuatro últimos según sus Nombres.

Se observa que los nombres de los cuatro primeros, El Trueno, el Viento, la Lluvia y el Sol, designan con sus imágenes a las fuerzas naturales que actúan en lo temporal, mientras que los otros: el Aquietamiento, lo Sereno, lo Creativo y lo Receptivo, aluden a estados que se producen en el curso del año.

Este enunciado se representa en el anterior diagrama.
Ch’ien, el Cielo y K’un, la Tierra determinan el eje de orientación Sur-Norte, teniendo en cuenta que en China el sur se representa arriba.
Ken, la Montaña y Tui, el Lago y nos da la imagen del beneficio que recibe la montaña con la humedad proveniente de la evaporación del lago.
Chen, el Trueno y Sun, el Viento se refuerzan mutuamente al surgir; el trueno es la consecuencia del rayo, imagen de la chispa que enciende la vida que provoca un movimiento que aviva el viento como imagen del movimiento.
Li, el fuego y K’an, el Agua no se combaten entre si, de manera que colaboran para una misma función. Aquí se describe el Ciclo de la existencia anterior a su manifestación, en este orden premundano, el agua colabora con el fuego para sostenerse en recíproco equilibrio.

En el Ciclo del Cielo Anterior, el grado de poder de cada modelo energético lo simboliza también, el lugar que cada uno ocupa en el conjunto representado por el parentesco familiar de los signos:

El Padre y la Madre forman el eje central, Sur-Norte cuya imagen se corresponde con el verano e invierno respectivamente.
El Hijo Mayor a la derecha de la madre y la Hija Mayor a la izquierda del padre determinan los ejes intermedios que representan el Sureste y el Noroeste.

El Hijo y la Hija del medio, momento de máximo equilibrio entre las fuerzas de Lo Luminoso y de Lo Oscuro, determinan también la imagen de las estaciones otoño y primavera y las direcciones Este-Oeste.

El Hijo menor, la Montaña y la hija menor, el Lago, se influencian mutuamente.

En la disposición premundana, las fuerzas siempre ejercen sus efectos en antinomias apareadas:

El Trueno, la fuerza eléctrica, despierta las semillas del año viejo. Su elemento complementario, el Viento, disuelve la rigidez del hielo invernal.

La Lluvia humedece las semillas de modo que puedan germinar; su contraparte, el Sol, provee del necesario calor (por eso el Fuego y el Agua no se combaten entre si).
A continuación entran en juego las fuerzas de curso retrógrado:
El Aquietamiento frena una nueva expansión; comienza la siembra. Su contraparte, Lo Sereno, motiva las alegrías de la cosecha y luego llegan, como conclusión, las fuerzas directivas:
Lo Creativo que representa la gran ley de la naturaleza y Lo Receptivo que muestra la conservación, el dar albergue en el regazo materno, a lo cual todo vuelve una vez concluido el ciclo de la vida.

En una época posterior, se relacionan los ocho estados mutacionales siguiendo un ordenamiento diferente y recibe el nombre de Secuencia del Cielo Posterior u Orden intramundano , atribuido al rey Wen, que modifica sensiblemente el orden anterior de los signos, que además, quedan desprovistos de su relación de pares y se muestran en la secuencia temporal de su manifestación en el curso cíclico del año.

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